Lo mío con Gloria Fuertes es una deuda, autoimpuesta. Tiene
que ver con que yo, como muchos de los que ya andábamos por el mundo en la
época en que esta poeta salía en televisión leyendo poemas y cuentos para
niños; oía sus composiciones y la tomaba
un poco a burla por aquella inocencia simplona de sus letras, que ahora
recuerdo con tanto cariño. Y es que, hasta para entender la poesía infantil hay
que gozar de cierto grado de humildad. Ya lo advertía ella con ese buen talante
suyo y su voz cascada: “es pa los niños” pero no nos queríamos enterar. La
veíamos como una simple poeta infantil y hasta en eso era brillante pues
muchos de ellos se sintieron inspirados por ella y acabaron picados por el
gusanillo de los versos.
No voy a hacer un análisis de su obra pues no me corresponde
tal menester, eso es para especialistas. Podría decir que pertenece al
postismo, a la generación del 50, cosa que es verdad pero me parece
insuficiente y pomposo, porque lo que pretendo es acercar la visión que tengo
sobre ella.
La primera vez que leí su poesía adulta comprendí mi error de juicio,
comencé a vislumbrar el verdadero valor de su trabajo. Sentí un impacto
revelador. Comprendí lo enormemente infravalorados que habían sido, tanto ella
como su obra. Tanto es así, que cuando acabé de leer su “Obras Incompletas” no
encontré calificativo para describirla, sólo pude decir gracias.
Lo increíble es que esa poesía tan actual de metro libre,
con rima o sin ella, desenfadada y fresca, comprometida, con una estética más
allá de los convencionalismos, autodidacta, musical, ocurrente, casual. Esa
poesía tan de hoy, que arranca miles de “me gusta” a diario… ¡Ya la escribía
ella desde los años cuarenta del siglo pasado! Eso sí, con un carácter muy yoísta, muy Glorista, como ella misma decía ¿No es increíble? Y ya sé que hay
detalles, sí, diferencias que un filólogo podría matizar perfectamente. Pero la
realidad está ahí, echas un ojo a las redes,
ves lo que se cuece y luego abres cualquiera de sus libros… y ahí está,
es actual. Tanto que uno no puede preguntarse más que ¿cómo no ha tenido mayor reconocimiento, más trascendencia?
Camilo José Cela la describió así:
“Gloria Fuertes, el ángel puteado por tirios y troyanos, la voz poética más honda y sincera, menos artificial y acicalada de España”
Hay calles, colegios, plazas, colectivos, premios literarios
y ¡hasta un avión! con su nombre. Miles de niños conocieron el gusto por la
poesía gracias a ella. Y aun así, queda el regusto de que no se le haya dado el
reconocimiento merecido por su aporte, no sólo a las letras, sino a las vidas de
los que hemos tenido la suerte de toparnos con su obra.
Yo mismo formé parte de aquellos que ignorantemente, no
supieron valorar su genialidad, de ahí mi deuda y compromiso. Y es por ello que
trato de difundir su legado siempre que tengo oportunidad.
NO PERDAMOS EL TIEMPO
Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.
¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna…
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel,
y no decir lo íntimo, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.
Antología y poemas del suburbio 1954
“¿Quién de vosotros cantará mis líneas?
¿Quién por la noche me arderá una vela?”
Yo, Gloria, yo…
¿Alguien más?
Yo, Eusebio, yo.
ResponderEliminarEn este mundo hacen falta más personas soñadoras, creadoras e inspiradoras. Más gloristas. Gracias Lola, un abrazo enorme.
EliminarMe encanta, la admiraba profundamente.
ResponderEliminarSiempre ocupará un lugar preferente en mi corazón y en mis letras. Gracias María por leer y comentar. Un cariñoso saludo.
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