jueves, 11 de septiembre de 2014

¿POR QUÉ? ¿HASTA CUÁNDO?

Ayer al salir del trabajo vi a una señora mayor, de unos sesenta años, que se encontraba rebuscando en la basura. Tenía la tez morena del sol, iba despeinada, sudorosa y tenía un aspecto cansado, como de andar todo el día, en su vano afán de buscarse la vida. Yo la observaba desde mi improvisada atalaya, ajena a mi presencia, mientras un inevitable sentimiento de desazón se apoderaba de mí.
Cuando empezó a caminar en busca de otra explotación de sueños en forma de contenedor colmado de restos que otros no quieren, su aspecto era el de alguien que estaba a punto de llorar, a punto de rendirse. No necesité palabras para saber que su expresión se debía al tremendo dolor de piernas que, a juzgar por su forma de moverse, debía tener después de patear y patear todo el día.
La observé pasar con el corazón encogido, impotente ante su desgracia, sin nada que ofrecerle para aliviar su aflicción. Sin ninguna palabra para para decirle, a causa del sentimiento de culpabilidad que me invadía en ese momento.
La pobre anciana se alejó con su paso torpe, tirando de un carrito desvencijado mientras yo me preguntaba: ¿POR QUÉ? ¿HASTA CUÁNDO VA A SER ESTO ASÍ?
Cuándo se le va a dar a esta persona y a otros como ella -que lo único que merecen es una vejez digna- una respuesta que no venga expresada en términos políticos ininteligibles; más allá de la dicotomía derecha-izquierda que tanto daño hace. ¿CUÁNDO? algo que les permita comer a diario, que les de cobijo, que les de seguridad.

Algunos al leer estas líneas sentirán lo mismo que yo. Otros, los más cínicos, dirán que me deshaga yo de lo mío para dárselo a los pobres si tanto me preocupan. Y otros, simplemente dejarán de leer, porque les resultará desagradable el mensaje que les llegue del poquito de conciencia que puedan tener.

 Pórtico de la Biblioteca
Nacional de España.
Fuente: wikipedia
Juan Luis Vives, uno de los más grandes humanistas, ya en el siglo XVI, declaraba que el pobre no es pobre porque esté de Dios que así sea. No es el menesteroso cuyo fin es hacer que el rico se salve a través de la virtud de la caridad. Aquello de "los últimos serán los primeros".
La pobreza es la resulta del estilo de vida de nuestra sociedad. De nuestra cultura. Porque nuestros actos tienen una consecuencia sobre los demás. Y nada tiene que ver la providencia, no nos engañemos. Por desgracia, la humanidad aún no ha madurado lo suficiente, pero sé que si nos lo proponemos podremos vivir todos en paz y con dignidad.

¡Si hemos llegado a la Luna! y casi a Marte. Y enviamos una sonda más allá de nuestro sistema solar. ¿Cómo no vamos a arreglar esto? Lo que hace falta es la voluntad de hacerlo.

Pero hay algo que puedo hacer por mi parte, entre otras cosas, y es contarlo desde este rincón. Ponerle voz a esos que no la tienen. Decir la verdad mientras otros nos pintan vergeles cargados de abundancia y nos balancean un reloj de bolsillo ante los ojos, mientras miles de personas como la que viera ayer, viven y mueren en la inmundicia.

Así lo vi y así lo cuento. Este es mi humilde aporte.

Abrazos y versos para todos.





No hay comentarios:

Publicar un comentario