lunes, 10 de marzo de 2014

AÑORANZA LUMINOSA


Tu recuerdo volvió gris
en una tarde cualquiera,
al compás de los acordes
de un instrumento de cuerda.
Y despintó de repente
la franja de luz estrecha,
de tono multicolor
que entraba por mi vidriera.

Después de un tiempo en olvido,
cuando menos te lo esperas,
el pasado va y se instala;
da una patada a la puerta,
y cuando quiere se va,
marchándose igual que llega.

Con el volvieron tus besos,
con el tu sonrisa inquieta,
y tus ojos, y tus manos,
y el olor de tu melena.

Volvió el tacto de tu piel
firme como una promesa.

Volvió el roce de tu cuello
en la punta de la lengua.

Volvió el sabor de la suave
cara interior de tus piernas.

Bajo el ventanal testigo
de nuestros goces y penas,
añoré al son de un bolero
las tardes de dicha plena,
en las que yo era tu amante
y tú mi fiel prisionera.

Y allí, totalmente solo,
en una alcoba desierta,
quedé inundado de invierno
al faltar tu primavera.


Eusebio Oria

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